PARANDO EL TIEMPO
Por un instante en mi
vida, creo que va siendo el momento de parar el reloj que siempre llevo conmigo
en mi corazón. Dejar de pensar en todo lo negativo y lo que me resta y dejar
que el segundero deje de marcar tic tac para poder volver a volver…
Y agradecer… Por el
aire que respiro, por lo sueños no cumplidos pero que prometo luchar para
hacerlos realidad… Y sonreír, por todo lo bueno que tengo, un techo que me
refugia, una ducha caliente y un plato de comida que alimenta mi cuerpo… Y
respirar, sentir ese aire que entra y sale de mis pulmones cada día, desde que
abro los ojos y empiezo a luchar contra los problemas, el estrés, la sinrazón que
rodea nuestros diarios y llenan nuestros pensamientos de esa negatividad
irascible que a nada lleva y nada nos deja, tan solo desgaste…
Y es que, a mis
cuarenta y tantos, no viene mal este pequeño kit kat… Analizar todo lo
construido, todo lo soñado y conseguido y todo lo que dejamos atrás sin mirar
hacia delante… Qué bonito es saber mirar hacia delante, sin miedo a nada, con
parte del billete de nuestra vida ya cumplido, pero sumando y contando todo ese
tiempo que aún le queda a nuestro reloj para darle sentido a esta isla infinita
que llaman tierra y que mas que natural cada día es más artificial, sin alma y
sin corazón…
Pero siempre hay que
buscar esa razón que al amanecer nos de los motivos suficientes como para
echarnos la escopeta del coraje a las manos y salir a morder y pegar bocaos
como el ser infinito manda…
Seguro que muchos y
muchas me entendéis… sabéis de que estoy hablando, cuando hay noches que al
cerrar los ojos no somos capaces de agradecer el hecho o acto más insulso que
nos haya pasado, pero es razón suficiente para podernos haber alegrado el día y
no fuimos conscientes de ello porque andábamos enfrascados en nuestros
desiertos vitales…
Y si te paras a pensar
un momento… Qué crees que sentirá ese ser querido que ya no esté en este plano
y desde su paraíso particular allá donde la divinidad del infinito quiera, te
ve sufrir, llorar y padecer por cosas, actos o causas que realmente no tienen
la mínima importancia y que de una u otra forma tienen solución…
Por supuesto que nunca
está de más, soltar esas lagrimas que refresquen nuestras mejillas y calmen el
infierno que alimenta nuestro interior, pero después, hay que volver a agarrar
la mochila de la paz y la calma como si la vida se nos fuera en ello, para
volver a volver, luchar, y continuar hasta donde nuestro destino nos dicte…
Y en esas he andado
hoy, en la línea del querer resguardarme en mi mismo, en contener el llanto y
no sacar los demonios que me pueden, pero lo mejor es como dije al principio
parar el reloj de la sinrazón, y poner en la balanza de nuestro beneficio el
sacrificio de ese tiempo sin tiempo, llorar, chillar hacia dentro, romper la
barrera de la ansiedad y ser humano y porque no divino con uno mismo…Todo sea
por alcanzar el camino hacia nuestra Felicidad y de una vez por todas encontrar
nuestro lugar en el mundo… No prometo nada… Pero y si confiamos en nosotros
mismos, creemos y peleamos… Como dicen Timón y Pumba… HAKUNA MATATA!!
Manuel Francisco Aldana
Rodriguez
El trovador Alquimico

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